¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¿Es un mono con corbata?....... Sí, es un mono con corbata. Un gorila, para ser exactos. Un gorila que no conforme con estampar su firma a principios de la década de los 80 se atrevió a dar el salto a las 16 bits en los 90, protagonizando una trilogía que difícilmente los usuarios de una Super NES borraremos de nuestra memoria. Los encargados de guiar al simio a tamaño puerto: los señores de Rareware, Rare para los amigos. Cuenta la leyenda que un hipotético fiasco del proyecto hubiera supuesto la bancarrota de la compañía, debido a los incontables gastos a los que tenía que hacer frente para dar a luz un juego de 16 bits con gráficos de 32. Afortunadamente, nunca sabremos cuán cierta fue esa leyenda, ya que el juego fue un rotundo éxito y los beneficios se comieron a las pérdidas en cuestión de meses. Donkey Kong Country, lanzado en las navidades de 1994, se convirtió en un abrir y cerrar de ojos en el cartucho más solicitado del 95, hasta la llegada de su secuela, Donkey Kong Country 2. Fue valorado muy positivamente por los jugadores y la crítica, llevándose varios premios y galardones, entre ellos el de mejor juego del 94. Pero claro, como todo gran videojuego, también tiene sus detractores: hay quien asegura que todo lo que rodea a DKC es puro efecto visual, enmascarando con unos sublimes gráficos una jugabilidad sospechosa. Incluso el propio Shigeru Miyamoto se encargó de airear a los cuatro vientos tamaña aberración. Meses después rectificó, como buen sabio que es. Porque la afirmación de que DKC es 100% gráficos y 0% jugabilidad es una leyenda urbana más grande que la novia fantasma autoestopista o la muerte ficticia de Jim Morrison. Yo he jugado, rejugado y requetejugado a este cartucho y puedo dar fe de que el equilibrio gráficos-manejabilidad es total. Y no me bajo del burro. Si los aspectos técnicos son sobresalientes su jugabilidad no lo es menos, pero bueno, de eso ya hablaré con más calma al final del comentario, en su sección correspondiente.


Donkey Kong Country, o el regreso de un grande que jamás debió dejarnos. Y por eso, hoy le damos la bienvenida a esta página. Pase, pase, y póngase cómodo. Le estábamos esperando.