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  MEGAMAN II (GB)
 


                                                      Megaman II (Víctima: Game Boy)


                                             


Quienes ya me conozcan lo suficiente durante todos estos años que han tenido la desgracia de aguantarme sabrán de sobras cuál es una de mis sagas de videojuegos fetiche. Efestiviwonder, estoy haciendo referencia a ese pequeño héroe cibernético de gran corazón y sentido de la justicia capaz de arriesgar todas las tuercas de su brillante cuerpo de metal con tal de salvar a la humanidad de los continuos azotes de un científico tan chiflado como calvorota.


Desde que probé hace más de una década aquel Megaman 3 de NES que me marcó para toda la vida, mi admiración y curiosidad por Rock y sus amigos (y enemigos) ha ido in crescendo. En lo que a la saga clásica se refiere, he probado todos y cada uno de los juegos que han salido al mercado, sin hacer discriminaciones de ningún tipo (he jugado hasta al de Game Gear, con eso os lo digo todo...), y puedo decir que he disfrutado con casi todos: como ya he dicho, Megaman 3 ocupa un rincón en mi mente y en mi aparato bombeador de sangre que no se borrará jamás; la segunda parte me encantó, tanto que me arrepiento de no habérmela comprado cuando vi el cartucho en el escaparate de una tienda de juegos hará ya unos 17 años; la primera, si bien se me hizo algo tosca y complicada al principio (tened en cuenta que ya estaba acostumbrado al excelente manejo de MM 3), le cogí gustillo con el tiempo; la cuarta me parece un juegazo que no recibió el reconocimiento que merecía (especialmente su música, brutal), y la quinta y la sexta... pues son buenos juegos, disfrutables ambos. Como veis, el paso de Megaman por el universo NES fue de sobresaliente, de ahí que no ponga ninguna pega en ese aspecto.


Lo mismo podría decir de las adaptaciones para Game Boy, pero lamentablemente hay una que hace que baje la calificación a notable alto. Veamos: el primer Megaman (que como ya sabréis comenté hace mucho tiempo en la web, al igual que el 3 de NES) es un poco primitivo y corto pero muy divertido, y los que comprenden desde el 3 hasta el 5 son simplemente cojonudos, si se me permite la palabrita. Pero entonces, ¿qué pasa con Megaman II, por qué lo he apartado de sus hermanos? Pues porque se lo merece, porque es la gran cagada del paso del megahombre por la mítica portátil monocromo, y al que me dispongo a castigar sin piedad a continuación.


Como habréis observado, he puesto Megaman II, en número romano, para diferenciarlo del Megaman 2 de NES, ya que no sería justo que la gente los confundiera, porque mientras que este último es un clásico, el otro es una chufla que provoca auténtica vergüenza ajena a los que adoramos al personaje. Voy a analizarlo punto por punto para que comprendáis por qué pienso que estamos ante el peor Megaman de toda la saga clásica, incluso por debajo del de Game Gear, que también tenía telita.


Por un lado, están los gráficos, que son sin duda la parte más irregular del juego. El sprite de Megaman tiene buena presencia, y la mayoría de enemigos también lucen bien (aunque algunos han quedado feíllos). Los escenarios son otro cantar: aparte de presentar unos fondos poco detallados (salvo honrosas excepciones, como el bosque de Woodman), algunas pantallas son tan ridículamente pequeñas que no presentan desafío alguno al jugador. Por ejemplo, ¿os acordáis de las plataformas móviles de la fase de Crashman sobre las que os teníais que subir para alcanzar las escaleras situadas en un punto mucho más alto, mientras evitabais que los enemigos con forma de cubo os tiraran al suelo? Pues bien, aquí la distancia entre las plataformas y las escaleras es tan minúscula que con un simple saltito las alcanzaréis sin problemas, y sin sufrir apenas a los citados enemigos. Por cierto, de la "dificultad" hablaré luego, veréis qué gracia...


La jugabilidad sin embargo no es de lo peor que os encontraréis. Aunque Megaman parece menos ágil que en NES, al menos tiene la posibilidad de utilizar la segada y a los 3 Rushs, cosa que no podía hacer en la segunda parte de la mediana de las Nintendo.


Agarraos que ahora viene lo "bueno": la música. En fin, ¿qué puedo decir? Pues que es una auténtica guarrada para el oído humano. Las magníficas melodías NESeras han sido sustituidas por otras mucho más cutres y mucho menos épicas (acojonante que la melodía de la fase de Wily sea exactamente la misma que la de la pantalla de título). Pero aquí no acaba el despropósito, qué va. Además de tener que soportar una música que le crea al jugador la mayor de las indiferencias, hay que hacerlo a un volumen demencial y ensordecedor. Exacto: todo en Megaman II suena altísimo, saturado, estridente, high-pitched que dirían los angloparlantes, efectos sonoros incluidos. Ni se os ocurra jugar con auriculares si no queréis que vuestros oídos se peguen un tiro a los 2 minutos.


Y ahora sí, pasemos a la dificultad. Pregunta básica para todos sus fans: ¿qué debe tener todo juego de Megaman para que sea divertido y suponga todo un reto que incite a rejugarlo una y otra vez? "Sastamente", una dificultad media tirando a alta, difícil pero no imposible. Pues que alguien haga el favor de decirle eso a los programadores de esta inmundicia (que, qué casualidad, no fueron los mismos que los del resto de versiones...), si es tan amable. Que la primera vez que lo jugué... sí, sí, LA PRIMERA VEZ... ¡me lo pasé en 40 minutos sin perder ni una sóla vida y sin usar Tanques E! Y esto no se debió a que yo sea un "mostruo" de los videojuegos capaz de acabármelos todos con la punta del.... de la uña, sino a que Megaman II es el Megaman más fácil, chupao, tirao, etc., de la historia. La dificultad está por los suelos. Bueno, ¿qué digo?... ¡Si no hay dificultad! El ejemplo que os puse hace un rato de las plataformas de la fase de Crashman es sólo uno entre muchos de lo insultantemente simplificadas que se encuentran las fases en el juego. Ni siquiera los Robomasters suponen una verdadera amenaza una vez que habéis descubierto sus patrones de ataque (mucho más básicos y simples que en la NES), es más, casi todos pueden ser derrotados fácilmente con el disparo normal (Buster), sin recurrir al arma especial de turno. De Quint, el Killer de este juego, mejor ni hablo, ya que es tan patético que no pienso perder mi valioso tiempo en describir lo verdaderamente inútil que puede llegar a ser esta pseudo-copia futurista del propio Megaman. Bueno, él y su arma, el Sakugarne, una especie de taladradora que no vale ni para hacer un agujero en las paredes de nuestra casa (a joderse si queremos colgar un cuadro).



En fin, echadle un par de partidas si queréis los que aún no lo hayáis probado. No os preocupéis si nunca se os ha dado bien este tipo de juegos: aunque seáis los zotes más grandes de la historia de las plataformas os lo pasaréis igualmente. Así está el tema...


P.D. Puede que no haya sido el artículo más divertido o mordaz que haya escrito en esta sección, la cual se caracteriza precisamente por eso, pero es que me duele un poco ver cómo una de mis sagas favoritas tiene que aguantar tener entres sus filas a una mierda tan grande como ésta. Afortunadamente, será la última vez que me veáis hablar mal de un Megaman, pues en el matrimonio Rockman-Nintendo ya no encontraréis más títulos tan facepalmeros como el juego que nos ha ocupado.



                               


                               


                               


                               

                               Dificultad de Megaman II: definición gráfica




                                                                                                                              
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